miércoles, 28 de marzo de 2007

Henry Darger




Henry Darger, artista marginalísimo, aún desconocido para gran parte del art sistem, es un enigma, un perturbador misterio, pero a la vez es una evidencia de como la imaginación expurga todas las obsesiones mas allá de su densidad, de su inconfesión.

Al parecer nadie conoció su compulsiva escritura y su larga serie de dibujos mientras vivió. Nathan y Kiyoko Lerner rentaban un departamento en Chicago desde principios de los años treinta a este solitario trabajador de limpieza en hospitales que asistía a misa hasta cinco veces al día; tras su muerte en 1973 en un hospicio de las Hermanas de la Caridad, los Lerner descubrieron en el espacio que Darger habitó por 40 años una obra compuesta por cientos de fascinantes dibujos acuareleados que ilustraban un manuscrito de 15 143 páginas titulado La historia de las Vivians, Los Reinos de lo Irreal, sobre la Guerra-Tormenta Glandeco-Angeliana causada por la rebelión de los Niños Esclavos; así como una autobiografía titulada La historia de mi vida.

Darger nació en Estados Unidos en abril de 1892. Cuando tenía 4 años su madre murió de septicemia al dar a luz a su hermana, que sería dada en adopción y a la que nunca conocería. Su anciano padre, incapaz de hacerse cargo de él, lo interna en un orfanato católico a la edad de 8 años.

Es poca la información, pero se sabe que a los 12 años fue internado en el Lincoln Asylum for Feebleminded Children, una institución que posteriormente se vería envuelta en un escándalo por las terribles condiciones de sus tratamientos. El diagnóstico asentado en los documentos de admisión para Darger en esta especie de manicomio para niños en 1904 era solo uno: masturbación.

Darger intentó fugarse varias veces, pero lo logró hasta que tenía 16 años. Buscó a su padre, pero éste llevaba ya tres años de fallecido.

Las protagonistas de su manuscrito y de gran parte de sus dibujos son las hermanas Vivians, seis niñas princesas de la Nación Cristiana de Abbennia que habitan un gran planeta que orbita la tierra. Las Vivians alientan una rebelión contra un régimen de esclavitud infantil impuesto por los Glandelianos, hombres crueles con aspecto de soldados confederados de la guerra civil norteamericana. Tras el levantamiento en armas de los niños el relato describe los asesinatos y torturas del que son víctimas a manos de los Glandelianos. Esta abigarrada y delirante mitología fue el mundo alterno y secreto que Henry Darger habitó calladamente la mitad de su vida, sumido en la soledad.

Y aunque a primera vista el extensisimo texto pareciera un relato verborreico de la muchas veces recurrida lucha entre el bien y el mal, apenas observamos los dibujos que lo ilustran y algo perturbador trasluce. Darger elaboraba sus dibujos calcando y a veces multiplicando sus figuras con papel carbón, en ellos, los menores protagonistas tienen vestimentas y peinados de niña pero genitales masculinos. Los paisajes en los que se desenvuelven oscilan entre campos floridos salidos de un cuento de hadas y violentísimas escenas de tortura y descuartizamiento.

En 1986, fascinado por la inquietante obra de Darger, el prestigiado psiquiatra John M. MacGregor comenzó un extenso estudio que derivó en la publicación del libro Henry Darger: In The Realms of the Unreal.

En esta publicación MacGregor documenta la angustia que provoco en Darger la perdida de un recorte de periódico con la imagen de Elsie Paroubek, una niña de 5 años que fue raptada y estrangulada en Chicago. Las autoridades nunca encontraron al asesino. Al parecer este hecho detonó la creación del elaborado mundo fantástico de Darger, en donde Elsie Paroubek aparece en la narración con el nombre de Anna Aronburg.

MacGregor describe el proceso creativo de Darger como "cercano a la intensidad alucinatoria". Creía ademas que Darger sublimaba la obsesión de un asesino serial atravez del dibujo y la escritura, afirmando que Darger pudo haber asesinado a Elsie Paroubek.

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